A través de esta música y de un excelente guión, se consiguió que el público sintiera la inutilidad del sufrimiento que provoca la guerra y su terrible capacidad para hacer desaparecer la vida en un solo instante, en este caso, la vida de un niño .
El silencio invadió el auditorio al final de la obra. La guerra destruye, mata. No existe una guerra buena ni justa. La guerra es mala.
Y la música se convirtió en el mejor transmisor de estas ideas y, sobre todo , de estos sentimientos.